Capacidad de persuasión

Es, este en el que nos encontramos, el de 2022, un mercado de fichajes estival realmente movido en lo relativo, al menos, al F.C. Barcelona. A pesar de los problemas económicos de la entidad, causados por gestiones espantosas de anteriores directivas, el equipo de trabajo actual del club trabaja de manera incansable para reforzar al equipo, con un éxito enorme. Tal y como yo comentaba en el post en el que definía la posible implementación de la plantilla, existen varios jugadores sobre los que el Barça tiene un gran interés, y cuyos fichajes son cuestión de tiempo. Aunque en aquel momento a mucha gente le parecía imposible que el Barcelona se hiciera con los servicios de todos esos hombres, yo estoy seguro de que la mayoría de ellos llegarán, básicamente, porque el Barça, encabezado por personas de gran personalidad y habilidad como Joan Laporta, Mateu Alemany, Jordi Cruyff y Xavi Hernández, ha demostrado una capacidad de persuasión enorme, gracias a la cual, todos los jugadores desean enormemente venir a jugar aquí, rechazando mejores ofertas económicas, y forzando a sus clubs de origen a aceptar las ofertas culés. Es realmente increíble.

La lista de fichajes en la que trabaja el F.C. Barcelona es la siguiente:

- Pablo Torre
- Kessié
- Christensen
- Raphinha
- Dembélé (refichado después de terminar su contrato)
- Lewandowski
- Koundé
- Azpilicueta
- Marcos Alonso
- Bernardo Silva

De esta lista, tenemos confirmados a Pablo Torre, Kessié, Christiensen, Raphinha, Dembélé, Lewandowski y Koundé (cuando empecé a escribir este "post", de hecho, aún no se había firmado a este último, pero se ha vuelto a demostrar mi teoría con su contratación). Yo diría que Azpi será también culé en cuestión de días, mientras que los otros dos fichajes requerirán de un poco más de esfuerzo. Pero lo sorprendente, sobre todo, como decía antes, es la presión que todos estos hombres han hecho o están haciendo para venir al club.

Raphinha tenía ofertas de media Premier League, y el Leeds lo habría vendido hace semanas si él, apoyado por su representante, la leyenda del Barça Deco, no hubiera insistido en que "Barça o nada". Y es que es muy culé; su padre es músico y tocó con Ronaldinho, así que su conexión con el equipo catalán es profunda. El de Koundé, tal y como yo lo veía desde el principio, ha resultado ser un caso muy similar: Xavi habló con Jules, y lo enamoró. A pesar de las ganas que el Sevilla tenía de venderlo al Chelsea, y de la campaña de odio de todos los medios sevillistas para que eso ocurriera, se enrocó y acabó en el Barça. Lewandowski, por su parte, quiso irse del Bayern, y dejó muy claro, en declaraciones públicas, que sólo negociaba con un equipo (el Barça, obvio). Asimismo Azpi sabe hace meses que jugará en el Barça, aunque espera un acuerdo con el mismo Chelsea, y de igual forma el acuerdo con Marcos Alonso es total, si bien su firma puede ser complicada, porque son ya cuatro los jugadores birlados al club londinense, y además, Alejandro Balde ha demostrado que puede ser una alternativa a Jordi Alba más que eficiente, por lo que el equipo podría ahorrarse el gasto en Alonso. Por último, Bernardo tiene un acuerdo con el Barça, y con el City para salir, si bien su salida depende directamente de la venta de Frenkie De Jong, y este lo está poniendo difícil. Yo creo que si finalmente Bernardo llega al Barcelona, la del equipo será una de las mejores plantillas que yo haya visto jamás.

Porque esa es otra. No sólo todo el mundo quiere ir al Barça, sino que nadie quiere salir. Incluso jugadores que no van a jugar ni un partido en todo el año se agarran al club con las uñas. Frenkie, que cobra una cantidad de dinero inmensa y que da un rendimiento mediocre, a pesar de que está recibiendo mensajes en contra por parte de todos, quiere seguir aquí: ama al Barça y a Barcelona, así como al repugnante contrato desleal que le firmó la anterior junta. Mientras que todos los jugadores expresan su deseo de ir al Barça, equipos de gran historia y belleza como el Manchester United o el Chelsea, reciben negativas de todo el mundo. ¿Por qué hay diferencias tan grandes?

Mucha gente ha hablado sobre el estilo Barça en sentido despectivo. Muchos, generalmente hombres viejos de otras épocas, observan este estilo ofensivo y de toque, el llamado "tiki-taka", como algo afeminado. En sus mentes arcaicas, el fútbol debe ser cosa de hombres grandes y fuertes. En 2022. Otros, culés ancianos que crecieron con el Barça de las cinco copas, sienten ira cuando se habla del Barça como si este equipo no hubiera existido antes de Cruyff. Pero la cuestión es que hay cientos de millones de personas que aman al equipo en el mundo entero, y que lo hacen por sus valores; su forma de jugar; la representación de algo más honorable y más estético. Gran parte de la culpa de esto la tiene Leo Messi, no cabe duda, porque no hay palabras para definir su nivel como jugador, y sus goles han enamorado a mucha gente; pero lo ha hecho como parte de un equipo que decidió tener una ideología ofensiva, táctica y técnica, aún formando parte de un mundillo colmado de eso que hoy se llama "masculinidad tóxica". Posiblemente, si no fuera por el Barça y su ideología, Messi nunca habría llegado a ser la estrella que es, porque ningún entrenador de élite se toma en serio a los hombres pequeños: eso es algo casi exclusivo de nuestro estilo. Y uno de los principales artífices del desarrollo de ese estilo (si no el principal artífice, en mi opinión, por encima del propio Pep Guardiola), Xavi Hernández, un jugador que desde dentro del campo, cambió el deporte del fútbol por completo, es hoy el entrenador del club. Un hombre respetuoso, cariñoso con sus jugadores, pero fanático del estilo y conocedor del fútbol en general. Es difícil decirle que no. Si a todo esto le sumamos la calidad de vida propia de la ciudad de Barcelona, que ya atrajo al club durante los años 70 al mejor entrenador y al mejor jugador del mundo, Rinus Michels y Johan Cruyff, la verdad es que no es tan difícil de entender ese deseo de todos por venir al Barça. A muchos les sorprenderá, pues defendieron lo contrario hasta hace unas semanas: nadie querría venir aquí. ¿Qué dirán ahora?